Estuve en un evento donde daban charlas sobre emprendimiento, negocios, técnicas de venta…
Incluso sobre ciencia, inteligencia artificial y criptomonedas.
Aunque de las alrededor de 100 charlas que pudieron dar a mí me interesaban especialmente dos:
Una sobre storytelling y otra sobre copywriting.
Que a todos nos gusta que nos hablen de cosas que dominamos para no sentirnos tontitos de baba.
Las charlas se daban en un pabellón de un recinto ferial y para cada temática había un escenario.
La de storytelling y la de copywriting se daban en el escenario de ‘Creatividad’.
Porque los copywriters somos muy creativos y tenemos una mente privilegiada superior a la de la media de los demás mortales.
Por eso luego todos te «ayudan a llevar tu comunicación al siguiente nivel» porque son unos «apasionados de las palabras».
Pero el caso es que había muchísima gente en ese pabellón y sólo unas pocas sillas para sentarse a escuchar las charlas.
¡Joder!
Se cotizaban las sillas más caras que un Bitcoin.
Pues yo me las arreglé para pillar una silla en primera fila para la charla de storytelling.
Y sin extorsionar a nadie ni cosas así.
Todo legal.
Y salió la chica que iba a dar la charla y empezó a hablar.
¡Madre mía chico!
Menos mal que estaba sentado.
Porque vaya coñazo de charla como para encima tener que escucharla de pie.
O sea me viene la chavala a dar una charla de storytelling y me enseña un montón de datos y mierdas pero de storytelling nada.
Se pasó una hora hablando sin contar ni una sola historia.
Ni siquiera un ejemplo aplicando el storytelling.
Sólo que hay que usar las historias para llegar a la gente y todas esas cosas que cualquiera que use ChatGPT puede averiguar en dos minutos y no estar una hora entera escuchando a una tía más aburrida que una carrera de caracoles.
Esa chica tenía una oportunidad de la hostia de enseñar lo que es el storytelling.
No sólo de decir lo que es y cómo hacer un buen storytelling.
Sino también de demostrarlo.
Enseñarnos todo lo que nos tenía que decir con historias.
Vamos… así lo habría hecho yo.
Porque pienso que es mejor follar que hablar de follar.
Pero yo lo mismo es que estoy loco y soy muy rarito y no tengo ni idea de copywriting ni de storytelling.
Y soy simplemente otro «apasionado de las palabras que te ayuda a llevar tu negocio y tu comunicación al siguiente nivel».
Si de verdad quieres aprender storytelling…
Puedes empezar por aquí: