Uno de los muchos trabajos de mierda que he hecho ha sido ser socorrista en piscinas.
– ¡Anda! Pero si estás todo el día sentado en una silla sin hacer nada más que ver culos y tetas.-dirás tú.
El sueldo tercermundista que me pagaban no compensaba el estar 9 horas al día a pleno sol durante todo el verano aguantando las gilipolleces de los vecinos.
Ni aunque vinieran a bañarse todos los ángeles de Victoria’s Secret en pelotas.
Y es un trabajo tan mierda no sólo por el sueldo.
Sino porque la mayoría de empresas quieren abusar de los pobres socorristas.
Se aprovechan de que suelen ser chavalines jóvenes y que es su primer trabajo y que no tienen ni puta idea de lo que es la vida laboral.
Y que lo poco que les pagan se lo van a gastar el fin de semana en botellón con los colegas y es dinero más que suficiente para cogerse 3 comas etílicos en una noche.
Pero como aunque yo era un chavalín no era mi primer trabajo, pues de mí no podían abusar tanto.
Algo ya sabía de cómo funcionan los contratos, nóminas y esas mierdas.
Después de mi primer año trabajando como socorrista no tenía pensado volver a hacerlo.
Pero me llamaron de una empresa porque les había llegado muy buenas referencias mías y querían contratarme.
Además tenían la necesidad de cubrir una piscina con urgencia.
Teniendo en cuenta todo eso, verás que ahí el que tenía la sartén por el mango era yo.
Tenía la autoridad de que era bueno en mi trabajo por las referencias que les habían dado.
Total falta de necesidad porque no quería volver a trabajar de socorrista (de hecho la necesidad la tenían ellos).
Y una solución a su gran problema.
Estas tres características son claves para que lideres una negociación y tengas más posibilidades de éxito.
Así que sabiendo esto, les puse yo mis condiciones.
Y aceptaron.
Aún así intentaron liármela y abusar de mí.
Me empezaron a decir lo que les dicen a todos los socorristas:
– Tienes que llegar todos los días media hora antes para limpiar la piscina y pasar el limpiafondos.
Y una polla como una olla.
Si eres socorrista, atiende que esto va a aumentar tu calidad de vida mucho (dentro de lo posible para un socorrista).
Si no eres socorrista pero usas una piscina donde hay uno, atiende también para no ser un gilipollas al que todo el mundo odia.
Cuando me dijeron eso, yo respondí:
– No pienso hacerlo.
– Pero tienes que hacerlo, es tú trabajo. Además todos lo hacen.
– Primero: no es mi trabajo. Mi trabajo es ser socorrista, no personal de limpieza. Segundo: yo no soy los demás. Si los demás quieren hacerlo, allá ellos. Pero a mí no me vais a engañar. Y tercero: esa media hora no me la vas a pagar. Y yo no trabajo gratis.
– ¿Pero por qué dices eso? Sí que es tu trabajo.
– No. No lo es. Revisa el contrato que firmamos y comprueba lo que pone ahí: pone que tengo que realizar las funciones de socorrista. No de técnico de mantenimiento de la depuradora ni de personal de limpieza. Así que no voy a hacer nada que no sean las funciones de mi trabajo.
Y obviamente no lo hice.
Mandaban a una persona a que limpiase la piscina (que es lo que estaban obligados a hacer por convenio).
Por eso mi consejo es que SIEMPRE leas el contrato que firmas y el convenio de los trabajadores de tu sector.
Porque la información te da poder.
Y autoridad.
Y el conocimiento necesario para que nadie pueda abusar de ti.
Así que infórmate.
Prepárate.
Y siempre tendrás éxito.
Y la mejor forma de tener éxito en tu negocio y en tu vida…