Durante muchos años fui entrenador de CrossFit.
Entrené a miles de personas.
Hice mejorar a miles de personas.
Influí en miles de personas.
Pues un día me llega una chica de unos de los boxes donde fui entrenador.
Y me dice:
– ¡Raposo! Que Tito me ha dicho que no me puede enseñar a hacer el pino porque antes tengo que perder peso.
Me lo dijo bien dolida.
Obvio.
Tito además de ser entrenador ahí era uno de los dueños del box.
Y es verdad que la chica estaba algo gorda.
(Bueno… un poco más que algo).
Pero ése no era el motivo por el que no podía enseñarla.
Así que cuando me dijo eso la chica le respondí:
– No te preocupes. Hoy te vas de aquí haciendo el pino.
En unos 20 minutos ya estaba haciendo la chica el pino.
Me abrazó súper contenta.
Y que gracias por enseñarla y animarla y no decirle que estaba gorda.
(Bueno… lo último no me lo dijo así. Pero ése era el mensaje).
Entonces.
Si yo fui capaz en 20 minutos de enseñarle a esa chica a hacer el pino…
¿Por qué Tito no fue capaz?
Buena pregunta amigo mío.
Aunque de fácil respuesta.
Y es que Tito no tenía los conocimientos suficientes para adaptar el aprendizaje a esa chica.
Que no tenía ni puta idea de entrenar a nadie, vamos.
Y en vez de asumir su propia responsabilidad…
Le echó las culpas a que ella estaba gorda.
Eso mismo veo en muchas empresas.
Comunican de culo y le echan la culpa al sector… que está muy saturado.
No tienen los conocimientos suficientes para escribir textos que vendan y echan la culpa a los clientes… que no saben valorar la calidad.
Bueno.
Pues si no quieres ser un Tito…
Copywriting para vender aunque estés gordo.
