El borracho drogadicto que se cagó de miedo.

Trabajé mucho tiempo en discotecas.

En muchas distintas.

Pero todas tienen en común que están llenas de borrachos y drogadictos.

Y que siempre intentan causar problemas.

Cuando entré a trabajar aquella noche la discoteca llevaba ya abierta varias horas.

Desde por la tarde.

Según llego y mientras estoy saludando al compañero que estaba en la puerta, sale una camarera con un borracho detrás de ella.

Según veo al chaval ya siento asco por él.

Y no porque sea un borracho (y que además iba drogado, que algunos compañeros le conocían y me contaron que le daba duro a la coca), que también.

Sino por lo baboso que iba detrás de la camarera.

Y ella me miraba suplicante para que se lo quitase de encima.

Así que le digo al chaval que la deje en paz que está trabajando.

Y el borracho intenta hablar conmigo como para hacerse mi colega.

Incluso me quiso dar la mano.

¡Qué asco!

¿Yo darle la mano a un borracho baboso y drogadicto?

Ni de coña.

Y eso le ofendió.

Pero como a mí me la pela que la gente se ofenda con lo que digo o hago, se tuvo que joder.

Al rato sale otro chico que decía que le habían robado el abrigo.

Adivina quién fue.

Pues después de estar hablando un rato con el borracho drogadicto, admite que sí que se había intentado llevar el abrigo.

Así que se lo devuelvo a su sueño.

Lo empieza a revisar para ver que no le falta nada y saca dos pedazo de pinchos que el borracho drogadicto y baboso había guardado ahí.

Cuando el borracho intentó entrar otra vez a la discoteca, obviamente le impido la entrada.

Además de que iba muy borracho y drogado y estaba muy baboso con las camareras, había intentado robar un abrigo y había intentado meter dos pinchos al local.

Y se me encara.

Insultándome y amenazándome.

Hasta que se me acerca prácticamente nariz con nariz (bueno, su nariz contra mi pecho porque yo le sacaba más de una cabeza) y me dice mientras se mete las manos en los bolsillos de la chaqueta:

– ¿Tú quieres saber lo que es tener problemas? Porque ahora vas a tener problemas.

Claramente estaba buscando los pinchos que llevaba antes.

Pero como el muy gilipollas se los había dejado en el abrigo que había intentado robar, no los encontraba.

Y al darse cuenta de que no llevaba sus pinchos, veo como su cara empieza a cambiar de ira a miedo.

Sé que da miedo no tener las armas necesarias para enfrentarte a una situación difícil (igual que le pasó al borracho drogadicto y baboso cuando quiso enfrentarse a mí).

Por suerte para ti, siempre puedes contar con un arma que es mucho más poderosa que dos pinchos.

Que hará que no sientas ningún miedo por tu negocio ni por si no le gustas a esa chica tan guapa.

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